La Cebra Camila un cuento sobre emociones.
Camila se está haciendo mayor y no quiere llevar sus calzones. Un día desobedece a su madre y sale de casa sin ellos y el viento se lleva sus rayas. Camila se pone muy triste, pero se va encontrando con personajes como la serpiente, el caracol, la araña… l quee ayudan dándole una rayita. Poco a poco Camila se va convirtiendo en una cebra rayada otra vez. Gracias a la solidaridad de otros, ella va dejando su pena, hasta que llega a casa y su madre le consuela.
Es un cuento precioso por las palabras que usa, que envuelven desde el primer » Allá dónde se acaba el mundo y da la vuelta el viento…».Por e argumento en el que todos le quieren echar un cable y por lo entrañable que es la madre de Camila. Cada vez que me doy cuenta que el Canijo está creciendo y se me está haciendo mayor tan rápidamente, me siento reflejada. Además tiene elementos que hacen el cuento muy entretenido. Contar las rayas, buscar las lágrimas de Camila, que están dispersas para que los canijos las encuentren y las cuenten y su estructura encadenada y predecible, pero para nada aburrida.
Que nos ha parecido La Cebra Camila.
Hace poco el canijo me decía » Caleb tene muchos amigos» y empezaba a enumerarlos todos por su nombre, y yo muero de amor. Me gusta ver como tiene con quien compartir sueños, emociones tanto buenas como malas y momentos tan «fotografiables» que las que somos sus progenitoras no podemos evitar sacar los móviles. Sin embargo siempre tienen momentos, que son tantos como los buenos, en los que los juguetes, el sitio o en incluso el carro son momentos de tensión entre los canijos.
El tema compartir siempre ha sido eso, un gran tema, hay opiniones de todos los tipos. Nosotros nos hemos decantado por dejar que el Canijo aprenda que quiere compartir y que no, y con quien. Es cierto que algunas veces intentamos convencerlo por que deje algún juguete cuando vemos a otro niño disgustado. Sin embargo hemos ido aprendiendo que juguetes deja con más facilidad y cuales no. Mi estrategia últimamente es darle a él su juguete favorito y decirle que el resto se los puede dejar a otros de sus amigos mientras el termina de jugar con el suyo. Casi siempre funciona pero mentiría si no dijera que hay días que no quiere dejar nada. Sin embargo el 90% de las veces empieza a jugar y cuando se cansa lo deja y ya es más fácil que lo acabe prestando. Eso si normalmente es con canijos que el ya conoce, si son niños que no conoce no suelo insistir por que entiendo que no le genere confianza, aunque después el mismo cambie de opinión, creo que en esto está bien que tenga cierto criterio.
Un cuento sobre emociones pero también sobre compartir.
La palabra «compartir» no sale por ningún lado pero deja presente la amistad y las ganas de ayudar a otro con un poco de lo que se tiene. Así entre todos conseguir que Camila se sienta bien otra vez. Para mi eso es compartir, no por beneficio propio si no por hacer felices a los demás. Trayéndote como consecuencia la felicidad de ver a otro contento.
En este sentido sin que yo haya dicho nada he visto como esto ha calado en mi canijo. Cuando veo que deja algún juguete aun cuando en un principio no quería o cuando ha visto llorar a otro canijo y me ha dicho «pobre mamá, está llorando» y él mismo ha decidido dejar el juguete, por empatía. O ha sido totalmente al contrario ha venido otro canijo con ganas de dejarle un juguete pero para que él lo disfrute en su compañía. Creo que en eso tenemos mucho que aprender los mayores, a ellos les sale mucho más natural que a nosotros,ellos dejan sus cosas por confianza, amistad, solidaridad… En cambio los mayores muchas veces tenemos otros intereses ocultos y pretendemos enseñarles a compartir a los que lo hacen de manera real y veraz sin medias tintas, con días buenos y días malos.
Con este cuento no pretendo adoctrinar a mi hijo sobre el tema, pero si le hablo de los sentimientos de Camila. Para que el comprenda por que los demás quieren ayudar, y por que aveces lloran otros canijos. Creo que así el comprende mejor a los demas y entiende mejor el mundo que le rodea haciendo de él un ciudadano empático.
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